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¿No es el sentido del olfato una parte fundamental de la creación de un perfume? Si bien no es poco importante, gran parte del trabajo preliminar al desarrollar una nueva fragancia se realiza mediante la evaluación de datos, y eso es algo para lo que la inteligencia artificial está altamente calificada. En una asociación entre IBM y Symrise, un productor global de fragancias y sabores con sede en Alemania, crearos la primera fragancia desarrollada por IA (inteligencia artificial)  ya disponible para su compra en Brasil.

Conoce a Philyra

Philyra se convirtió en la aprendiz de inteligencia artificial (IA) que IBM creó con un perfumista junto con el que trabajó para crear dos nuevas fragancias para la empresa brasileña de cosméticos O Boticário a tiempo para el Día de San Valentín de este año en el país. Buscaban específicamente una fragancia para vender a la Generación Z y a los millennials que sabían que estarían intrigados por una fragancia creada por inteligencia artificial. Esta colaboración lanzó oficialmente la inteligencia artificial a la industria de las fragancias.

¿Cómo actúa Philyra?

Hay 1.300 componentes básicos de aromas (fragancias sintéticas y extractos de flores, musgos, especias y frutas) que están disponibles para un perfumista. Symrise tiene una base de datos de 1,7 millones de fórmulas elaboradas a partir de varias combinaciones de estas sustancias, y esta base de datos se compartió con Philyra. Philyra también recibió información sobre qué fragancias se vendían bien entre diferentes géneros, grupos de edad y países. Después de analizar los datos con un aprendizaje profundo del algoritmo, el sistema de inteligencia artificial (que está libre de prejuicios culturales, preferencias personales, conocimiento, experiencia o comodidad con una sustancia) encontró posibilidades que no se habían explorado previamente. A partir de los datos, Philyra produjo fórmulas de perfumes que deberían funcionar bien para un grupo objetivo. El perfumista intervino para refinar las fórmulas generadas por IA. Es importante comprender que el algoritmo de aprendizaje profundo de Philyra le permite aprender cómo se pueden combinar varios ingredientes y no solo actúa en función de lo que un humano lo programó para hacer.

La belleza de la IA que analiza los datos y sugiere fórmulas es que da como resultado fórmulas que los humanos nunca antes habían considerado por alguna razón. Resulta que el sentido del olfato no es el aspecto más crítico para crear una nueva fragancia; es comprender la composición del perfume.